domingo, 21 de abril de 2013

Génesis de la cólera

Fluyó el tiempo,y los Nuevos Hombres, conjunción de materia mortal y divina, que serían centurias más tarde llamados por los hombre los "albos" o "elfos", colonizaron las tierras boscosas reminiscentes que la furia de Génesis no había calcinado o corrompido, y dedicaron su existencia, gracias a la sabiduría y esencia divina otorgadas por Virgia, al cuidado de la flora y fauna de las mismas. Estas nobles criaturas, encarnación de la belleza natural y antítesis de la maldad, estaban exentas de sufrir las consecuencias de la enfermedad y la corrupción que había sido generada con la aparición de Necros, y vivirían por siempre en los bosques dedicándose a su protección.Siempre y cuando nada les dañara, pues su condición de inmortalidad, lejos de tener el carácter de la inmortalidad divina, era meramente virtual, pudiendo una flecha atravesar su cráneo al igual que el de cualquier hombre y bestia.

Desgraciadamente, el paso del tiempo no calmó el rencor de Génesis, y Virgia permanecía encadenada en lo alto de la bóveda celeste, guardada como oro en paño por su padre, consecuencia del cariño obsesivo que éste le profesaba, que traspasaba lo fraternal de una manera más que obvia para adentrarse inevitablemente en el campo de lo sexualmente enfermizo.
 Le había parecido como mínimo repugnante y traicionero el que su hija hubiera desobedecido su voluntad y abandonado el lugar que le correspondía en los cielos cósmicos, pero lo que de verdad había fragmentado y turbado su integridad mental fue ver cómo su hija entregaba su flor e inocencia a otro, y lo que es peor, a una forma de vida inferior, que existía meramente porque él lo había hecho posible. Algo perturbador crecía dentro de la mente de Génesis, algo que podría describirse como una mezcla de rencor,delirio y odio a sí mismo. Rencor hacia todas las criaturas del mundo terrenal, por su condición de inferiores y por haberle arrebatado la inocencia de su hija, odio hacia sí mismo por desear con tal impureza a su propia niña, y delirio porque, en su psicosis, Génesis exteriorizó todo lo que en su enferma cabeza se gestaba castigando a Virgia, culpabilizándola, sometiéndola luna tras luna a humillaciones e insultos, recordándole sus afrentas y provocando su llanto a través de perversas sugestiones...

Día tras día, el castigo propinado por Génesis que progresivamente se iba tornando en fetiche de dominación psíquica, se volvía más y más enfermizo, y turbias fantasías de poseer a su hija empezaron a conformarse en la mente del dios infectado por la locura. Estos pensamientos no hicieron más que retroalimentar su locura, y romper la escasa y frágil cordura que en él quedaba. Así, no pasó mucho tiempo hasta que acometió lo que creía necesario para resarcir sus pulsiones. Se acercó a las cadenas que aprisionaban a su prole y las cortó con la daga que Frahus forjara antaño. Virgia sonrió, al pensar que su padre quizás había sabido perdonar al fin su mal comportamiento, y se lanzó a su encuentro, más poco tiempo le faltó a Génesis para, en su enajenación, golpear a su hija y postrarla entre gritos y lloros en la fría y negra piedra que daba suelo a la bóveda celeste. Y desatendiendo los ruegos y súplicas de esta, la tomó con violencia y saña, y las peticiones de misericordia dieron paso a gritos de dolor y desesperación, que de manera intermitente eran eclipsados por los bufidos triunfantes y coléricos de Él, mientras las lágrimas y la sangre de Ella corrían por las grietas del suelo...

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Acto de tan horribles características no quedó impune en consecuencias, y de la maldad y degeneración injustificadas de Génesis. y el dolor y la miseria de Virgia, nació un nuevo ente divino, Colérico. Una figura hecha de sangre,lágrimas y gusanos.

"Mezquindad, mentira, rencor, egoísmo, líbido, ambición, violencia, tabúes...Productos de despojo de la inteligencia, gusanos carroñeros de malas experiencias que canalizan las pulsiones de aquél que tiene la desgracia de tener conciencia y, por tanto, susceptible de volubilidad e inestabilidad... Todo ello soy yo, Colérico, masa de gusanos, lágrimas y sangre, encarnación de todo lo que una mente enferma puede llegar a hacer..."

* Y Colérico tomó a los hombres, especie hasta entonces de hábitos y forma de vida igual a la de las bestias, y les dió la luz de la inteligencia, acompañada de la negrura que le es intrínsenca. No cesó Colérico de regocijarse de placer cuando los hombres abandonaban su modo de vida natural, y deformaban todo lo que a su alrededor tenían, cayendo inevitablemente una y otra vez víctimas de sus rencores, su egoísmo, su ambición, despreciando la vida hasta el punto de ser capaces de dañar a aquellos con los que comparten carne y sangre, sumergiéndose en el fango de esa locura que llaman cultura...

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